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Primero la infancia para el futuro del país

Los primeros años de vida de las niñas y niños son un periodo clave donde se obtienen y solidifican las herramientas cognitivas que contribuyen a que tengan un pleno desarrollo y que determinan sus capacidades intelectuales, emocionales y motoras que serán clave en su desempeño a lo largo de su vida.
Al respecto se han realizado una serie de investigaciones por organismos como la UNICEF y la Universidad de Harvard, que revelan que el desarrollo integral de las niñas y niños entre los 0 a los 6 años es de suma importancia para el futuro de la sociedad.
A este intervalo de edad se le conoce como “Primera Infancia” y en él, los cerebros de niñas y niños se desarrollan de una manera irrepetible y en donde se definen habilidades esenciales que los acompañarán toda la vida.
Esto se debe a que en estas edades tienen la capacidad de producir millones de conexiones neuronales por segundo, lo que les permitirá crear bases sólidas para procesos cerebrales más complejos que irán apareciendo conforme vayan creciendo.
A través de la interacción e imitación en la primera infancia, las niñas y niños aprenden no sólo a comunicarse, sino también a cómo se adaptarán a situaciones imprevistas y reaccionarán ante escenarios estresantes en el futuro. Aquí radica su importancia, ya que aquellas herramientas que no fueron impulsadas en este tiempo, serán difíciles de recuperar.

Del embarazo a los 5 años de vida

Una de las conductas sociales que ha ido cambiando a lo largo del tiempo respecto al embarazo es la atención que se le da a las futuras mamás. Asimismo, cada vez hay mayor énfasis en que exista una verdadera integración por parte de las personas corresponsables de la vida de niñas y niños para una participación más activa en sus cuidados y educación.
Por su parte, UNICEF recomienda que las personas que estén involucradas en el embarazo hablen con sus bebés, ya que esto estimula el sentido del oído y la escucha, al mismo tiempo brinda compañía y seguridad a la niña o niño bebé aún antes de nacer.

Después del nacimiento, el cerebro del bebé inicia un proceso de desarrollo de conexiones neuronales que van recibiendo información de doble vía: de manera interna —a través de sus condiciones genéticas— y externa, generada por las condiciones y situaciones que experimentan y que van desde su alimentación, la forma en la que se les protege o la estimulación que reciben mediante el juego, la compañía y la solución de diversas situaciones, como por ejemplo, reconocer formas abstractas hasta intuir la gramática del idioma de los cuidadores.

Es aquí donde se determina la arquitectura básica del cerebro. En esta etapa se desarrollan entre 700 a 1,000 nuevas conexiones neuronales por segundo, lo que, según el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, es: “Una velocidad que nunca se volverá alcanzar en el transcurso de la vida humana” . A través de estas conexiones, el cerebro fortalece su neuroplasticidad, que será la responsable de las capacidades que niñas y niños tengan en el futuro para aprender nuevas cosas o para fortalecer su capacidad de adaptación ante nuevas experiencias.

Para que niñas y niños puedan hacer uso de su imaginación, creatividad e ir formando su propia percepción de lo que les rodea, es vital que en esta etapa se estimule su aprendizaje mediante la música, el juego, la lectura y la interacción con otros seres humanos.

El futuro de un país

Gracias a las investigaciones dedicadas a comprender lo que sucede en niñas y niños durante la primera infancia, encabezadas tanto por organismos internacionales, de gobierno y salud, madres y padres alrededor del mundo tienen la oportunidad de conocer de manera amigable la importancia de este periodo y contar con información que les permita seguir fomentando un ambiente seguro para que niñas y niños se desarrollen de forma integral.

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